Mejorar el cerebro no saca de pobre
Año 2059. La bioingeniería permite mejorar las capacidades intelectuales de cada individuo. La intervención está cubierta por el sistema sanitario para evitar enfermedades, pero solo quien puede pagárselo modifica su genética para tener un cociente intelectual de 130. ¿Solo ellos? No: una organización filantrópica llamada Proyecto por la Igualdad Genética costea esta experiencia a algunas familias pobres. Pero sus resultados, ay, resultan decepcionantes. Muy pocos de los beneficiarios de esta especie de beca han accedido a universidades de élite o alcanzado la excelencia profesional. En conclusión: “Estamos presenciando la creación de un sistema de castas, pero no uno basado en diferencias biológicas en las capacidades, sino uno que usa la biología para justificar y afianzar las diferencias de clase ya existentes”.¡Vaya!